Desgarro de Menisco Interno: Causas, Síntomas y Tratamientos

Publicado: 3 de marzo, 2016
Actualizado: 18 de octubre, 2023
Escrito por Equipo de redacción de Operarme.es
  • El desgarro de menisco interno se suele tratar quirúrgicamente en pacientes jóvenes que realizan actividad deportiva.
  • Los desgarros de menisco interno se pueden producir debido a traumatismos o por causas degenerativas.
  • El dolor del desgarro de menisco interno se debe a la irritación de las estructuras colindantes, no al propio desgarro.

Anatomía del Menisco

La rodilla es la articulación más grande de nuestro cuerpo. Cada rodilla tiene dos meniscos situados entre el fémur y la tibia. Uno de ellos se sitúa en la parte interna de la rodilla, llamado menisco medial o menisco interno, y el otro, el menisco lateral o menisco externo está en la parte externa de la rodilla. Los dos meniscos son estructuras fibrocartilaginosas, es decir, unos cojines elásticos. Su función es amortiguar el roce entre las superficies articulares, estabilizar y acomodar las superficies de los huesos y distribuir las fuerzas y el líquido sinovial. Durante el movimiento de la rodilla los meniscos se desplazan: al flexionar la rodilla los meniscos se desplazan hacia atrás mientras que durante la extensión se mueven hacia delante.

El menisco medial o interno tiene forma semilunar mientras que el menisco lateral o externo es más circular. El menisco interno es más ancho y delgado por detrás que por delante mientras que el menisco externo es más uniforme en anchura.

Los meniscos carecen de vasos y nervios, solo su zona periférica, el tercio externo tiene vascularización e inervación. Los dos tercios internos son avasculares y aneurales sin capacidad de cicatrización. Como los dos tercios internos no tienen nervios ni receptores de dolor, la lesión de esta parte del menisco solo causa dolor cuando la superficie lesionada es irregular e irrita las otras estructuras de la rodilla. La parte exterior de los meniscos, que tiene vascularización, tiene capacidad de regenerarse, razón por la que durante la reparación de un menisco se intenta conservar esta zona y se realiza una sutura del tejido en vez de extraerlo.

Un desgarro en los meniscos produce superficies irregulares que irritan la articulación causando dolor, inflamación, anquilosamiento y bloqueo articular.

El menisco medial o interno es más vulnerable a sufrir lesiones que el lateral. El menisco medial se lesiona 5-7 veces más que el lateral porque soporta el 60-70% del peso corporal y se inserta en la porción profunda del ligamento colateral medial, lo que disminuye su movilidad y favorece su atrapamiento por el cóndilo femoral.

Causas de un desgarro de Menisco Interno

Referente a las causas de una lesión de menisco interno hay que diferenciar las lesiones en personas jóvenes, en pacientes de más edad y en trabajadores que realizan su trabajo con la rodilla flexionada.

Los meniscos de las personas jóvenes suelen ser muy elásticos y resistentes, por eso las lesiones suelen producirse durante la práctica de deportes por consecuencia de un traumatismo de gran intensidad con torsión de rodilla. Una lesión típica es cuando el futbolista está con la pierna fija al suelo y en flexión – en este momento el menisco se encuentra atrás y pinzado – luego si se rota la pierna, el menisco se comprime y se rompe en su cara posterior. Se produce una rotura vertical que comienza en el cuerno posterior del menisco interno. Si esta lesión progresa hacia adelante podrá causar una rotura en asa de cubo. Este tipo de rotura causa una imposibilidad brusca de flexionar o extender la rodilla.

Las lesiones meniscales en personas de más edad son consecuencias de procesos degenerativos previos. Los meniscos con el paso de los años se debilitan, pierden resistencia, flexibilidad y elasticidad, se van deshidratando. Por consecuencia las lesiones no necesitan un traumatismo de gran intensidad. Normalmente el traumatismo es mínimo, da muy poca sintomatología, pero la molestia es permanente. Generalmente se lesiona la porción posterior de la cara inferior del menisco interno.  La mayoría de las lesiones en personas mayores de 30 años suelen ser horizontales. El típico movimiento es darse la vuelta en la cama. Se extiende la rodilla, se apoya el peso de la pierna para dar la vuelta, el pie queda fijo y la rodilla no puede rotar. Este movimiento causa una lesión horizontal que comienza en el cuerno posterior del menisco interior y en su cara inferior. Un traumatismo típico puede ocurrir al levantarse de la posición de cuclillas.

Las personas que trabajan con rodilla flexionada, debido a la postura el menisco interno sufren microtraumas. La rotura se produce el extender la rodilla sin rotarla externamente.

Síntomas de un desgarro de Menisco Interno

Los síntomas son diferentes en personas jóvenes que sufren un traumatismo de gran intensidad y en personas de mediana edad con una rotura degenerativa.

En personas jóvenes los síntomas principales son el dolor, bloqueo articular, fallos en el equilibrio y estabilidad y crujidos. El paciente se refiere a un traumatismo fuerte. El dolor se siente en la parte interna de la rodilla, teniendo en cuenta que el menisco medial se inserta en la porción profunda del ligamento colateral medial. El bloqueo articular es más frecuente en las lesiones de tipo “asa de cubo”. La inflamación de la rodilla (hidrartros) aparece a las 24 horas después de la lesión. Este ayuda a diferenciar la patología de la rotura de ligamentos o fractura osteocondral donde la inflamación de la articulación es instantáneo (hidrartros o hemartros).

Los desgarros de menisco interno en personas de mediana edad se producen al arrodillarse e intentar luego levantarse, al darse la vuelta en la cama, al levantarse de una silla. El paciente tiene dolores intermitentes que le obligará tomar analgésicos durante meses. Como en la mayoría de los casos se lesiona el cuerno posterior del menisco interno el dolor se siente en la región postero-medial de la rodilla. La rodilla afectada se cansa mucho y pierde fuerzas al final de la tarde.

Durante la exploración física el médico puede realizar unas maniobras para provocar crujidos y dolor. Con la ayuda de estas maniobras se puede diagnosticar con facilidad el lugar de la lesión.

Si el signo de Founie es positivo estamos en frente de una rotura meniscal. Durante esta prueba se coloca la rodilla en flexión media y se lleva el pie en rotación externa o en rotación interna. Si se producen crujidos y dolor en rotación interna esto se refiere a una lesión del menisco medial y al contrario cuando el dolor y los crujidos aparecen en rotación externa estamos en frente de una lesión del menisco lateral.

Durante la prueba de McMurray se coloca la rodilla en hiperflexión. Al moverla de hiperflexión a flexión se nota un crujido acompañado de dolor. Si el crujido y el dolor aparecen al desflexionar poco la rodilla la lesión estará en el cuerno posterior del menisco interior. Si los síntomas tardan más en aparecer la lesión estará en la porción media del menisco medial.

La prueba de Apley es muy útil tanto para el diagnóstico de la rotura de los ligamentos y la de la cápsula como para identificar lesiones de los meniscos. Durante esta prueba el paciente se sitúa en posición de decúbito prono con la rodilla flexionada 90 grados. El médico rota la tibia sobre el fémur y aplica una tracción y compresión axial. Si aparece dolor durante la tracción, esto indicará una lesión de la cápsula articular o una lesión de los ligamentos. Si la presión y rotación interna provoca dolor, el menisco lateral estará lesionado, y al contrario al producir dolor con la presión y rotación externa se refiere a una lesión del menisco medial.

Durante la prueba de Steinmann el paciente está sentado en el borde de la camilla con la rodilla colgando a 90 grados  de flexión o está tumbado boca arriba en la camilla y el médico sostiene la rodilla en flexión de 90 grados. Se realizan rotaciones de la tibia medial y lateralmente. Si el paciente nota dolor en interlínea articular interna con la rotación externa el menisco medial estará lesionado y si el dolor aparece en interlínea articular externa con la rotación interna el menisco lateral estará dañado.

Si quieres saber un poco más sobre las lesiones de menisco, puedes hacerlo viendo el siguiente vídeo que hemos preparado:

¿Cómo se trata un desgarro de menisco interno?

El objetivo principal del tratamiento es reducir el dolor e inflamación de la articulación, pero también tiene que ser objetivo la recuperación de la funcionalidad y movilidad de la rodilla. El tratamiento puede ser conservador o quirúrgico dependiendo de varios factores que deben ser valorados por un especialista.

Si la rotura es pequeña y puede regenerarse ella misma y no hay bloqueo articular el tratamiento adecuado será conservador. El tratamiento conservador incluye fisioterapia, antiinflamatorios y analgésicos, suplementos a base de colágeno, ácido hialurónico, condroitina, glucosamina, MSM, o si es necesario infiltraciones en la zona de la rodilla. El candidato típico para el tratamiento conservador es un paciente sobre 50 años de edad o más, que refiere dolor de larga data sin un antecedente traumático claro. El dolor no está acompañada de bloqueo articular ni derrame. El paciente solo tiene dolor en la interlínea sin chasquidos ni signos meniscales categóricos. Normalmente en la radiografía aparecen signos de artrosis y la resonancia magnética confirma la rotura meniscal de tipo degenerativa. En estos casos el tratamiento quirúrgico no es recomendado, ya que podría incluso empeorar los síntomas y la progresión de la enfermedad.

El tratamiento quirúrgico del desgarro de menisco interno está indicado si el paciente es joven, deportista, tiene limitación en el movimiento de la rodilla o bloqueo o fallos de estabilidad y no puede recuperar su nivel de actividad con tratamiento conservador. La intervención se realiza mediante de una artroscopia, una intervención mínimamente invasiva. La cirugía puede incluir meniscectomía parcial o sutura del menisco.

La meniscectomía se realiza en lesiones producidas en la zona avascular del menisco, es decir en la zona central donde no hay riego sanguíneo y no existe la posibilidad de regeneración. La sutura del menisco se realiza en la zona periférica del menisco donde por la vascularización existe la posibilidad de regeneración. Durante la artroscopia se realizan pequeñas incisiones en la rodilla y se inserta una pequeña cámara. Se introducen otros instrumentos especiales para retirar la porción dañada del menisco o para realizar la sutura. En la mayoría de los casos la intervención se lleva a cabo bajo anestesia epidural. Si estás pensando en operarte, solicita una consulta de valoración quirúrgica gratuita con uno de nuestros especialistas en traumatología pinchando a continuación:

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Los transplantes meniscales se realizan en jóvenes o deportistas que han tenido una meniscectomía total y que presentan dolores intensos y continuos por sobrecarga. Se puede utilizar aloinjertos o implantes sintéticos. Los resultados de los transplantes meniscales en el largo plazo aún están en estudio.

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